British Airways estrenó su renovada primera clase, en cuyo diseño ha invertido 100 millones de libras esterlinas (unos 114,7 millones de euros), con un vuelo inaugural entre Londres y Chicago, que operará con un Boeing 777.

En su nueva configuración, se incorpora una cama «más ancha» y un 60% más amplia. Así, la cabina está formada por «suites» individuales dotadas cada una de ellas de armario propio, escritorio de piel que se convierte en mesa para comer, pantalla de 15 y un asiento extra para, si el cliente lo desea, poder comer junto a otro pasajero. Tanto las luces como las persianas son individuales y totalmente regulables, de manera que es posible crear un ambiente específico según la hora del día o el ánimo del cliente.

Además, la cama incorpora un nuevo sistema de control que permite ajustar con precisión su posición, tanto en la cabeza como en la zona lumbar, sustituyendo así los clásicos interruptores. En cuanto a la nueva imagen de la cabina, destaca la recuperación del tradicional escudo de la compañía con la leyenda «To Fly to serve» así como detalles que evocan los viajes de lujo en los años 20 a través de personajes como el del libro de Care in the Air de Cyril Kenneth Bird.

El vuelo inaugural contará con la presencia de la actriz, Rachel Weisz, pasajera habitual de British Airways. La aerolínea británica fue la primera compañía aérea en incorporar camas totalmente horizontales en primera clase, en 1996, y en 2000 la introdujo en business Club World.

Actualmente, BA ofrece cuatro cabinas en vuelos internacionales first (primera clase), Club World (business), World Traveller Plus (turista superior) y World Traveller (turista).