domingo, 22 de diciembre de 2024

Panamá también es un destino de naturaleza

[b]Panamá también es un destino de naturaleza[/b]

Aunque muy conocido por sus posibilidades en el turismo de negocios, compras y congresos, Panamá es un destino con un fuerte potencial en el segmento de naturaleza gracias a su alta biodiversidad, la abundancia de áreas protegidas y las excelentes condiciones para practicar el river rafting, el buceo en arrecifes marinos o las caminatas por bosques tropicales.

Panamá es un país diverso de gran riqueza natural y ecológica. La estratégica situación geográfica le convierte en el segundo país con mayor biodiversidad de América, una realidad a la que hace honor con la existencia de nueve parques naturales, tres de ellos declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: los parques nacionales La Amistad, Coiba y Darién.

Más de 35% del territorio panameño está protegido como Parque Nacional o Reserva Natural. Esas áreas de valor ecológico constituyen el hábitat de 800 especies de aves, 220 de mamíferos, 240 de reptiles y más de 10 mil ede plantas vasculares. Entre las especies más sobresalientes están la iguana, el oso perezoso, la mariposa, el jaguar, el tapir, la rana roja, la tortuga carey y el tucán.

Los parques nacionales de Panamá están abiertos al visitante y pueden recorrerse en circuitos guiados. Además, permiten actividades deportivas y de naturaleza complementarias a la visita, como piragüismo, caminatas, river rafting, pesca, buceo u observación de aves, fauna y flora. En las cercanías de estos parajes se encuentran lujosos hoteles, pequeños sitios de hospedaje y hasta fincas agroturísticas.

[b]Parque Nacional La Amistad, aventura entre densos bosques[/b]

Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983 en virtud de su importancia ecológica, el parque La Amistad comparte límites con Costa Rica a partir de la prolongación de la Cordillera Talamanca. El área de 207 mil hectáreas de selva tropical y bosques nubosos se extiende principalmente por la provincia de Bocas del Toro y la de Chiriquí.

Conocido también como Pila, el espacio de rica biodiversidad ofrece opciones de aventura en ríos caudalosos y montañas vírgenes de bosques densos y húmedos. En el área de Bocas del Toro se practica la observación de aves, piragüismo y la pesca en aguas del río Teribe. En este espacio habitan diversas comunidades indígenas, como el grupo Teribe.

En el sector de la provincia de Chiriquí se encuentran senderos de recorrido corto, como La Cascada y El Retoño, a más de dos mil metros de altura, ideales para la observación de aves, como el quetzal resplandeciente, ave de exuberante belleza por su plumaje rojo y verde, y otras especies de fauna y flora.

[b]Parque Nacional Darién, paraíso de orquídeas[/b]

Situado en la frontera con Colombia, el Parque Nacional Darién es el más grande de Panamá y el área protegida más extensa de Centroamérica y el Caribe, con una superficie de densa selva tropical de 579 mil hectáreas, marismas y bosques tropicales. El Darién es considerado, además, punto de inicio de las selvas amazónicas.

La riqueza ecológica y la diversidad biológica del espacio natural fueron reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981 y como Reserva de la Biosfera. Con más de 40 especies endémicas de orquídeas y cerca de 450 de aves, cinco de ellas endémicas de la zona, en Darién habitan tres grupos indígenas, Emberá, Wounaan y Guna Yala, que todavía mantienen costumbres ancestrales.

El Parque Nacional Darién permite combinar aventura y experiencia a través de manglares, bosques y marismas, y danzas de las comunidades. Las caminatas con observación de aves, mamíferos y vegetación y los recorridos por los ríos navegables Tuira y Chucunaque son algunas de las propuestas para adentrarse en este paraje. Las playas de arena y los litorales rocosos permiten la práctica de deportes acuáticos.

[b]Parque Nacional Isla Coiba, el espectáculo de tortugas, ballenas y delfines[/b]

Situado al suroeste de la península de Azuero, Coiba alberga uno de los más grandes y escasos arrecifes de coral del océano Pacífico y constituye ruta de diferentes especies de ballenas. En sus aguas habitan delfines y merlines así como otros animales y plantas endémicas. El desove de tortugas marinas y la presencia de distintas especies de monos en las orillas del mar son uno de los mayores atractivos de este espacio natural. La pesca deportiva, el buceo y el avistamiento de aves son algunas de las actividades que puede practicar el visitante.

Con una extensión de más de 270 mil hectáreas, el parque natural comprende la Isla de Coiba y 38 islas e islotes de bosque tropical húmedo, además del área marina. Reconocido como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco en 2005, este singular paraje representa un laboratorio natural para la investigación científica y es refugio de especies en extinción.

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