Una nueva generación de aeropuertos
[b]Una nueva generación de aeropuertos[/b]
Qatar, el país más rico del mundo en términos de ingreso per cápita, está construyendo un nuevo aeropuerto a su altura. Cuando esté completado, en el primer semestre de 2013, será el más lujoso y el primero de una nueva generación de aeropuertos preparados para acomodar el creciente tráfico de pasajeros y carga que se proyecta para las próximas dos décadas.
Construido a un costo de 14.500 millones de dólares en una superficie de la cual el 50% ha sido ganada al mar, el nuevo aeropuerto internacional de Doha, la capital, tiene detalles dignos de las mil y una noches. Paredes de mármol travertino en las salas de check in de la clase económica, guardarails de acero inoxidable en los estacionamientos, piscina, un hotel dentro de las instalaciones y un lago artificial con palmeras en cuyo borde se levanta una mezquita.
La infraestructura está preparada para acomodar a unos 24 millones de pasajeros anuales en una primera etapa, de los cuales el 80% estará en tránsito a otros destinos.
Por eso, explica Leong How Yin, el ingeniero subdirector del proyecto, el nuevo aeropuerto está diseñado como una nave única de un kilómetro de largo para permitir una rápida transferencia de pasajeros hacia las puertas de embarque, que también estarán adaptadas para recibir a los gigantescos Airbus A380, de 24 metros de alto y capaces de transportar hasta 520 pasajeros.
“En la actualidad hay tres aeropuertos que son referencia en el mundo para esta nueva generación de estaciones: Singapur, Hong Kong y Munich”, informa Leong. Que dos de los tres estén en Asia no es casualidad. Con Europa en crisis y Estados Unidos con pronóstico delicado, el comercio sur-sur está en auge y se proyecta que seguirá así varios años más.
El propio aeropuerto de Doha, que será el mayor de Medio Oriente y la línea aérea del emirato, Qatar Airways, se postulan hoy como la ruta más cómoda y rápida para los viajeros sudamericanos con destino a Asia, y especialmente a China. El tiempo de traslado de Buenos Aires a Beijing se reduce en dos horas volando via Doha comparado con escalas europeas.
Las nuevas y millonarias líneas aéreas del Golfo Pérsico (Qatar Airways, Emirates, de Dubai, y Etihad, de Abu Dhabi) son en estos días las de mayor crecimiento, en contraste con las dificultades de sus rivales europeos y estadounidenses y las niñas mimadas de la industria. Fundada hace 15 años, Qatar Airways tiene una flota de 112 aviones y ha encargado la compra de otros 250, por un total de 50.000 millones de dólares.
La aerolínea es propiedad del emirato, el mayor exportador mundial de gas natural licuado (GNL), que contribuye a generar una renta per cápita de 88.000 dólares anuales para sus 1,7 millones de habitantes, por encima de Luxemburgo y Singapur.
La última fase del nuevo aeropuerto de Doha promete convertirlo en una verdadera ciudadela, con nuevas pistas de aterrizaje y una capacidad de hasta 48 millones de pasajeros anuales, como parte de una planificación de infraestructuras dispuesta para recibir el Mundial de fútbol de 2022.
Las aerolíneas comerciales asociadas a IATA han perdido dinero en siete de los últimos 12 años. Las europeas se espera que terminen 2012 con un rojo no menor a los 1.000 millones de dólares. En la última reunión de IATA en Beijing, el CEO de Qatar Airways, Akbar al-Baker, les dijo a sus colegas: “el año que viene habrá muchos menos de ustedes sentados allí.”